Si yo tuviera un trastorno de personalidad múltiple y se
desenredaran todos los personajes que hay en mí, no sé a cuál elegiría si
quisiera curarme.
Soy una mujer normal, enamorada de espaldas anchas y manos
grandes, ojos claros y voces gruesas. Me gusta sentirme protegida aunque no lo
necesite y me divierte hacer planteos innecesarios, interpretar todo y buscarle
el defecto a cualquier minita que pasa. Me gusta disfrazarme para ir a la
oficina y preocuparme porque mis trabajos salgan bien.
Soy intelectual, me quedaría encerrada toda la vida en una
torre muy alta leyendo, tocando el violín y escribiendo. Me enamoraría otra vez
de un patético profesor y me pasaría la vida evitando los desafíos de la vida
terrenal y pretendiendo ser cualquiera de las autoras a las que admiro.
Soy minita, bailo, miro, miro mucho más de lo que veo, no
entiendo un montón de cosas y no me importa. Me gusta ponerme calzas y tacos porque soy tan flaca que me puedo poner cualquier cosa. No entiendo nada de
política. Me gustan los chicos lindos, los que parece que tienen algo más que
esa belleza. No aprendo de los errores. Siempre quise ser morocha de ojos
verdes y que los chicos se den vuelta a mirarme.
Soy hombre, puedo ser muy básica, me gusta la violencia, la
velocidad de las cosas, encajar besos inesperados, la tecnología y los cuerpos muchas mujeres.
Soy una nena que no crece, que todavía cree que con una
sonrisa se puede conseguir algo. Tengo antojos de helado y de estar con mis
amigos. Me gustan los chistes malos y las bromas pesadas. El mejor momento es
cuando no me doy cuenta de nada, ni siquiera de que no me estoy dando cuenta.
Qué lindo es jugar, ¿no?
me pongo de pie ante ud.
ResponderEliminardisculpen el error: ante todas ustedes.
ResponderEliminarBuen mambo! Me encantó, aplausos!
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